jueves, 8 de noviembre de 2007

Día 44. La amiga turca de la novia holandesa de Marko Markovic

La noche del 3 de noviembre en la que Marko markovic encontró la felicidad y el amor de su vida, fue una velada de desencuentros. No todos tuvieron la misma suerte que el agitanado trompetista. Os vuelvo a poner en situación. Conmigo asistieron al concierto Maria (compañera de la complutense), Imo (un alemán de 35 años algo excéntrico a la par que divertido, con deciros que viaja con una mochila llena de licores para no gastarse las perras) y Javi (un chico de Almería con acento argentino que a diferencia del resto no esta de erasmus, sino que vive de un paro de 500/mes que le regala el gobierno alemán), este era el plantel.

Como os dije, nada más entrar al local me acerque a saludar a la holandesa, a la postre reina de la velada y allí me presentó a dos amigas. Una polaco-danesa que tenia cara de honrada pero no hacia justicia ni a lo de danesa, ni a lo de polaca, tenía un poco de sonrisa de tacón. La segunda que me presento fue un dicharachera chica de Ankara (Turquía), muy bonica y simpática, su único pero era su diminuta estatura, cercana al 1,45. Esta es la protagonista de la historia que viene a continuación.

Que el consumo de alcoho agudiza los sentidos es una realidad como la catedral de Cuenca, a mi no porque yo siempre he sido de mear muy alto, demasiado. Pero otra gente rebaja el listón sin ningún tipo de problema. Mientra Marko markovic comenzaba el cortejo de la tulipana, su amiga turca se veía sumida en una gran soledad. De sobra es sabido que los serbios no pueden con los musulmanes, asi que ningún Don Juan de la orquesta se acercaba para bailar con ella. La pequeña otomana se aburría y veía como los gigantes de su alrededor disfrutaban mientras ella penaba a la vez que envidiaba a su amiga.

En ese momento entró en juego Javi, el almeriense con acento de Rosario Central. Tras unos bailes en los que él hincaba prácticamente las rodillas en el suelo, la turca recobro la alegría y dicho finamente se vino arriba en banderillas. Con el objetivo de evitar una catastrofe o algo de lo que luego se arrepintiese me acerqué a ellos, "oye Javi, ¿no crees que es un poco pequeña?", con los ojos llenos de rabia y con una cerveza de la empresa UR-KROSTITZER me contestó "¡a mi me gusta!", "vale, os dejo solos" respondí sabedor de que yo había actuado desde la tolerancia a la UR-KROSTITZER.

Ayer, en un bar de estos en los que se fuma tabaco de sabores me volví a encontrar con el argentino-almeriense, sin saludarme previamente me apartó del grupo y con mucha vehemencia me dijo "cuanta razón llevabas, esa chica no me convenía, al final me dejó colgado y se fue en un taxi con su amiga y el trompetista del concierto, el tal Marko Markovic".

1 comentario:

Javier Sánchez dijo...

Pobre otomana...oye, te vas a tener que hacer coleguita de Marko Markovic, no? De todas maneras te voy a decir una cosa, este tío de gran soltura táctil frente a una trompeta y frente a sus empleados a la par que amigos, tiene un aire de mafioso cuando infla los carrillos que no sé cómo le puede gustar a la tulipana, eh? Da sustito...aunque en Córdoba todos me decían que lo mejor en la vida ere tener amigos "CHUNGOS" y que si alguien se metía contigo decir aquello de TU CONOCES AL TAL, NO? ESE ES MI COLEGA...

Así es que nada JAN, si alguien se mete contigo, TU CONOCES AL MARKO MARKOVIC, NO? TE LO VOY A MANDAR Y LO VAS A FLIPAR.