lunes, 26 de noviembre de 2012

Algunas campañas publicitarias que me tocan los cojones

Un profesor que tuve en la Universidad, de esos cuyo método didáctico resultaba atroz pero de vez en cuando soltaba alguna burrada que compensaba la asistencia, solía decir que "en el mundo no hay nada más sucio que la mente de un creativo publicitario". Y en cierto modo llevaba razón, no llevaba tanta cuando paraba las clases para advertir a las chicas de que seguramente "la gran mayoría tenían anorexia" aunque no lo supieran.

Yo siempre he sido un ferviente defensor de la bollería industrial en casi todas sus vertientes, y me parece fatal que a los niños de hoy se les intente privar de ese placer. Recuerdo como de niño, bastante más gordo que mis compañeros (aunque no por mala alimentación), contaba los minutos para la hora del Bollycao.

El otro día precisamente estaba viendo la tele a media tarde y vi este anuncio de Kinder Bueno. 

Había comido pescado y la verdad es que tenía un hambre negra. Joder, fue ver los pasteles, a esa chica tan simpática, y finalmente el Kinder Bueno, posiblemente mi segundo dulce favoritos de esa compañía después del insuperable Kinder Maxi otrora llamado Kinder Barritas. Estaba salivando y hasta me comí el blanco de las uñas pensando que era ese irresistible relleno de los productos de Kinder, tan enriquecido en leche como artificial y delicioso. 

Así que me bajé al chino con unas monedas y me compré una buena remesa de productos industriales además de un par de cervezas. Ah, y pipas, también compré pipas. Me gusta mucho el contraste, ese festival de sabores que se crea en la boca cuando le metes dulce+cerveza+salado y quién sabe si después otra vez dulce. Queda bastante claro que mi cena dejó bastante que desear, pero un día es un día y más después de haber visto ese anuncio que tanto me abrió el apetito.

Estaba en la puta gloria, repantigado en mi sofa incómodo de cojones de Ikea mientras mis pies sorteaban los envoltorios de las delicias anteriormente descritas sobre una de estas mesas bajas también de Ikea. Entonces hubo una nueva pausa publicitaria. Y vi el siguiente anuncio:


Pero... ¿qué cojones? Si es la misma de antes, la vecina nueva que hace un rato le ha tirado los trastos a Calderón y de forma muy acertada ha preferido un Kinder Bueno a un pastel relleno de cabello de ángel. Si la chica quiere adelgazar que lo diga antes de ir a casa a ajena a buscar repostería industrial, a ver si se aclara.

Bueno, ya está bien de la broma. Por favor, señores publicitarios, elijan mejor a sus actrices para estos spots, que algunos tenemos memoria. Una última metáfora para aclarar esta última recomendación. Es como si Concha Velasco, conocida ya por todos comercialmente por haber perdido el control de su esfínter urinario, se pone ahora a anunciar finos tangas o bragas comestibles.