martes, 22 de diciembre de 2009

Amigo Invisible, límite 20 euros

Llevo unos días bastante cabreado con algunas cosas de la navidad. No sé si es por culpa de la crisis o de la navidad en si, pero poco a poco va desapareciendo el espíritu navideño. Cada día somos más rácanos, atrás quedaron esas épocas en las que se fundía dinero a cascoporro para satisfacer las necesidades y caprichos de los niños.

Papa Noel, los Reyes Magos, eran sinónimos de bonanza económica, de estado del bienestar. Recuerdo yo cenas de familia en la que cada primo abría del orden de tres o cuatro regalos, a cual más flipante. Igual también es porque ahora el primo más pequeño tienen 20 años y parece excesivo regalarle un coche teledirigido, un juego de la Super Nintendo y un par de coches de Scalextric.

Me da igual, la edad es un excusa barata. ¿Qué pasa? A los 24 años ya no estamos preparados para recibir tres regalos. ¿Acaso no los merecemos? Es todo una engañifa, que no os mientan. Ahora se lleva la patraña esa del Amigo Invisible. Un invento de padres, tíos y abuelos para no gastarse una misera peseta en estas fechas. Lo entendería si luego en rebajas se pagaran algo, pero no es el caso.

"Te ha tocado Menganito, límite 20 euros, no te pases que si no dejas al resto en mal lugar". Con 20 euros no se compra una mierda. Al final todo el mundo regala una camiseta de Pull & Bear o H&M en su defecto. Camisetas que nunca me pongo porque son horribles, no valen ni para jugar al fútbol porque llevan un estampado que no transpira nada y me recuezo por dentro. Prendas para hacer el gandul los domingos por la tarde, no valen ni para echar la siesta.

Puestos a ser cutres, mejor sería regalar cinco camisetas básicas de colores, que valen 3,90 y valen para jugar al fútbol y echar la siesta...

jueves, 17 de diciembre de 2009

El arte de la improvisación

Cuando te estás preparando para una ducha lo peor no es quedarte sin agua caliente, no os equivoquéis. Lo peor es que vengan tus compañeros de piso invitándote a limpiar el salón junto a ellos, esto puede llegar a quitarte las ganas de vivir. Más si cabe cuando mi único oficio diario y reconocido es el de recoger las tres o cuatro mierdas que el perro deposita en la puerta de mi habitación cada jornada.

Pero yo soy un tío con buen carácter, he 'tirao' el albornoz y me he puesto manos a la obra. He valorado las opciones que había y he decidido que barrer era lo que más podría adaptarse a mi. Nunca se me ha dado bien y es algo que detesto, pero es mucho más sencillo que quitar el polvo o limpiar los baños. Además, alguien barriendo es alguien que se está dejando los cuernos, siempre es una imagen de la que se sale bien parado. Claro, siempre que se haga en casa y de forma amateur, si eres profesional del barrido ya es otra cosa, no está tan bien visto.

Barrer parece una cosa sencilla, pero no lo es. Se ven muy rápidamente las carencias de una persona que está barriendo sin ganas. Una vez he conseguido llenar el recogedor de mierdecica, lo he tirado y me he dado por satisfecho. Entonces llega ese momento en el que tu estás de brazos cruzados mientras tus compañeros de piso se desloman para quitar la última mota de polvo. En ese momento una idea ha alumbrado mi cerebro, "Fregar", hay una pila de cacharros para fregar, allí no me ven y quedo bastante bien.

Así que me he ido a la cocina, alejado del aspirador y de la incomodidad del chucho, me he puesto la música y he empezado a fregar. La verdad es que me he arrepentido bastante de mi decisión, no contaba yo con un par de bandejas de horno llenas de pegotes de algún tipo de comida hecha hace días. Al final me he cansado cuando solo quedaba un wok gigante por limpiar, me he lavado las manos y me he retirado de la pila. En ese momento he visto sobre la mesa varios envases de galletas. "Mi última buena acción, los tiro a la basura y me corono".

El contenedor de la basura no tenía bolsa y tampoco iba a ser yo quien la iba a reponer. Tampoco he visto ninguna bolsa de Carrefour donde depositar el dichoso plástico de las galletas. Llegado este punto se me ha ocurrido lo que a todo el mundo, tirarlo por el patio de luces. Ya en la terraza he hecho del envase una pelotilla, para que ganase en aerodinámica y me he dispuesto a lanzarla. He armado el brazo y justo cuando ya tenía la cara de esfuerzo para propulsarla... me he dado cuenta de que la mujer del balcón de enfrente estaba ahí mirándome.

Son micras de segundo lo que tiene el cerebro en este momento para intentar salir airoso de la situación. Mi cabeza ha pensado que lo más natural sería lanzar un gigante bostezo y acompañarlo desperezándome con el brazo que no tenía envase de galletas. Cuando he terminado mi improvisada puesta en escena, me ha mirado la señora...

-..."¡Ay! Estos jóvenes, nada más que trasnochar y durante el día son como zombis. Eso sí, ni se te ocurra tirar lo que llevas en la mano, que luego le toca limpiarlo a mi marido, que para eso es el presidente de la comunidad."

viernes, 11 de diciembre de 2009

El Vagón 221 del Imserso Express

No faltaban ni diez minutos para que saliera el tren cuando hemos salido de casa. El centro de Albacete parecía el circuito de Montecarlo con mi padre al volante. La diferencia es que en la Mancha no está ni Raikönnen ni Kubica, ni siquiera hay Nakajimas, desgraciadamente hay mucho conductor de Cuenca. Después de que algún conquense nos diera un susto, hemos llegado a la estación, quedaban dos minutos y he empezado a esprintar.

Adonde vas corriendo! El tren Arco siempre trae como mínimo veinte minutos de retraso, pero luego lo recupera, no te hagas ilusiones de indemnización" me ha gritado el de la ventanilla de información. Total, que para hacer tiempo me he comprado un agua y unos caramelos mentolados por si me venía la tos. He pasado los pertinentes controles y me he ido al andén a esperar a que llegara esa maravilla de la tecnología ferroviaria.

Lo primero que he hecho ha sido mirar qué vagón llevaba, el 221. ¡Coño! Si que es largo el tren. Tiene una explicación. A ver cómo os explico qué es el tren Arco. Digamos que es como una menestra de ferrocarriles. Sevilla, Málaga, Granada y Badajoz, desde cada una de estas ciudades sale un tren y en Alcázar de San Juan se fusionan para emprender la marcha hacia Barcelona. Menuda mezcla eh...como para ponerse a hablar del Estatut ahí. Pues eso, el código 221 se correspondía con un vagón granadino.

Al subir al tren, no sé por qué, lo primero que he hecho ha sido buscar chicas con cazadoras de cuero, me dijo una amiga el otro día que estaban muy de moda. Creo que se equivoca, a mi me parece original y atrevida, sin embargo allí la gente llevaba más jerseys de punto que otra cosa. La verdad es que igual no era la mejor muestra de gente para este experimento, la media de edad de mi vagón era superior a 70 años sin ninguna duda. Justo en ese momento de análisis, una voz me ha perturbado.

-Oye bonico, ¿me cambias el sitio?. Es que me ha tocado en el sentido contrario a la marcha y me mareo.- Me ha comentado una señora de unos 70 años, con buenos modales, eso sí.
-Claro que si, no hay problema.- He respondido yo caballero y educado como nadie.
-Muchas gracias guapo.- Y dale con el piropo, está claro que son cumplidos, déjese de historias y cámbieme el sitio rápido que tengo que seguir contando chupas de cuero.

Pues el sitio al que he ido a parar no era mucho mejor. Me ha tocado un señor granadino de unos 75 años y con una tos de haber fumado dos cajetillas diarias de Ducados toda la vida. Así no hay quien mire lo de las cazadoras de cuero. Me he puesto unas series en el ordenador y me he calmado. No han sido ni dos horas de tranquilidad, al llegar a Valencia una pequeña revolución ha golpeado mi vagón. Valencia es una estación de término y para los trenes no hay rotondas, así que ha tenido que cambiar el sentido de la marcha. Una noticia que no ha gustado nada en mi vagón.

Es curioso porque la misma señora de antes, que se encontraba a más de diez metros de mi, me ha buscado sabiendo que era presa fácil. Le he devuelto su sitio a cambio de otros tantos piropos y así he conseguido desprenderme del granadino de la pulmonía. De camino a Barcelona he informado a mi amiga via SMS de que no veía ninguna prenda de cuero por allí, que no es algo que esté tan de moda como ella se piensa. Error, error y error, cuando hemos llegado a Barcelona, mi novia octogenaria del tren (la que me piropeaba a cambio de asientos de preferencia) se ha sacado un chaquetón de cuero de su bolsa de viaje y se lo ha enfundado.

Solo le ha faltado sacar unas gafas de pasta. O pedirme las mías, que como no me había dado sufiente el coñazo en viaje.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El Piti 01x01 Capítulo Píloto

Hola a todos. Esto funciona como el grupo Prisa, que usa los mismo contenidos para distintos medios. Resulta que con algunos compañeros del curso estamos haciendo una miniserie para internet y ya tenemos listo el primer capítulo. Hemos tenido muchos problemas con el audio, así que es algo difícil de entender los diálogos, por eso os recomiendo que lo hagáis con auriculares que siempre mejora algo.

Aquí os dejo el video... espero que os guste el final.

martes, 1 de diciembre de 2009

Buscando a Eric

Buenas noches. Acabo de llegar del cine de ver la película que reza el título de este post. Antes de nada me gustaría saber si en Barcelona existe alguna multisala comercial independiente en la que se proyecte el cine doblado en castellano. Estoy hasta los huevos de leer, yo voy al cine al escuchar y mirar, no a leer. Quejas aparte, he de decir que la película me ha gustado y mucho. Me ha gustado tanto que voy a hacer mi primera incursión en el mundo de la crítica de cine. Igual es esto lo que se me da bien.

Primero una breve sinopsis. El film trata sobre la vida de un cartero de Manchester venido a menos. La única cosa agradable que le rodea son sus posters de Cantona. Un día fumando algo que no era tabaco se le aparece Cantona, quien a partir de ese momento se convierte en una especie de consejero espiritual de nuestro cartero. Cuyo nombre curiosamente también es Eric. Este es a grandes rasgos el tema de la película. Espero no haber dado demasiada información, y si lo he hecho os pido disculpas.

Como crítico en prácticas lo primero que se me ocurren son dos cosas. Menudo lavado de cara social más bueno se ha dado Cantona con esta película. No sólo ha conseguido alejarse de esa imagen de chulo, sino que también lo ha hecho en el sentido más literal de la frase. Se ha recortado el entrecejo, cosa que en sus apariciones con la camiseta del Manchester no hacía muy a menudo. Quizás el hecho de estar alejado de los medios también lo haya alejado del mundo del fornicio y por ello haya decidido pasarse al metrosexualismo. Pero...¿os fiaríais vosotros de alguien que hizo esto?



Por eso, volviendo a casa he venido dándole vueltas a la cabeza sobre cómo se podría hacer el 'remake' español de esta película. Siendo justo y por darle un toque de originalidad, creo que si esta película se hiciese en España el protagonista debería ser un trabajador de las taquillas de cualquier estación de Renfe. Este cartero, Eric, es bastante antipático y grosero, pero tiene su punto amable, con un taquillero de Renfe eso desaparecería.

Parecería más lógico que este cartero fuera de un club algo más sufridor, yo lo haría fan de un Atlético de Madrid o algo así, pero si Ken Loach (el director) dice que tiene que ser de un grande, pues de un grande. En nuestro 'remake' lo hacemos del Madrid y fuera. Ahora vendría la disyuntiva más difícil de arreglar, habría que buscar un jugador que diera bien en cámara, con carisma, que fuera español, y por último que tuviese una inteligencia cercana a la de los seres superiores. Este hombre es Don Emilio Butragueño.

Yo lo veo mucho más acertado para ese papel de consejero y ángel de la guarda. Alguien que no necesita muchas palabras para decir lo que piensa, guapo, muy español, y con buenos contactos. Tiene a dios de su parte (Florentino Pérez), a nuestro empleado de Renfe nunca le va a faltar de nada...