miércoles, 28 de octubre de 2009

El despertar más hermoso del mundo

Llevo un tiempo pensando sobre ello. ¿Cómo sería el madrugón más agradable del mundo? Últimamente tengo bastante tiempo de ocio entre semana y eso siempre es un problema para madrugar. Aunque la sensación de culpabilidad me corroe cada mañana cuando me despierto más allá del umbral de las 11 de la mañana, el hecho de no tener nada que hacer me atrapa en la cama hasta tarde. Tampoco puedo hacer demasiado, siempre fui de buen dormir.

La verdad es que lo he intentado casi todo, he tratado de ser muy innovador a la hora de madrugar; pongo bastantes alarmas en el móvil, encargo a mi madre que me llame a cierta hora, escondo el móvil debajo de la cama, pongo alarma también en el ordenador, encargo a mi padre que me llame un rato después que mi madre, pongo la alarma del ipod que a su vez está conectado a unos altavoces de 100 vatios por canal... pues casi nunca funciona.

Pero esta mañana ha sido distinto. Son las diez de la mañana y llevo más de media hora despierto. No se si os he contado que en mi nuevo piso hay un cachorro que responde al nombre Rancho. Nombre al que también responde el club de Striptease que hay enfrente de casa, bueno eso otra historia. Rancho tiene apenas dos meses, es un perro bastante cabrón, pero en el fondo es simpático. Y hoy me ha regalado el despertar más hermoso del mundo.

Dios nos dios cinco sentidos por algo. Si hay uno que no funciona del todo bien, pues recurre al otro, esto no lo había pensado hasta esta mañana. Si yo no soy capaz de despertarme ni librándose el ataque a Pearl Harbour debajo de mi cama, será porque mi sentido de la audición no es el más adecuado para madrugar. De esto se ha dado cuenta Rancho, que a eso de las nueve de la mañana ha dejado una mierda como una morcilla de burgos en la puerta de mi habitación.

Aunque yo soy de esos que se juega la vida cada noche durmiendo boca abajo, al poco de expulsar semejante escultura, ese terrible edor se ha instalado en mi cama como propio. He intando dar vueltas, meter la cabeza debajo de la almohada, pero nada... En este caso no ocurre como con la alarma del móvil, que le das a un botón y molesta otra vez a los cinco minutos. El despertador de Rancho es permanente y hasta que no vas a apagarlo no puedes volver a hacer vida normal.

Solo le veo dos problemas. El primero es que no sé muy bien cómo programar a Rancho para que que haga sus deposiciones regularmente frente a mi habitación y aun menos cómo hacerlo para que lo haga a las horas de mi conveniencia. El segundo problema es más humano, al final me terminaré acostumbrando a dormir con ese olor y tendré que abrirle las puertas de mis dependencias para que siga surtiendo ese deseado y desagradable efecto.

jueves, 22 de octubre de 2009

La educación a veces no lleva a ningún sitio

El otro día fui a Ikea. Es curioso esto porque cada año suelo ir a Ikea por la mismas fechas y también cada año suelo comprar lo mismo. Digamos que se ha convertido en mi compra anual de materiales extraescolares, con la salvedad de que tengo 23 años y lo que compro no suele valer para nada académico. Bueno si, siempre me suelo traer unos cuantos lapiceros de esos que te ofrecen en la puerta para que apuntes en qué lugar del almacén se encuentra tu antojo.

Cada año compro un mesa de esas cuadradas (antes 9,99 "ahora hemos bajado el precio 4,99), un edredón (de lo que llaman 'frescos' por no decir barato, 'de mierda' o 'que se le van las plumas a los laterales y no abriga una mierda', antes 19,99, ahora 15,99), un flexo (aquí voy cambiando de modelo según la habitación, este año me ha tocado uno de pinzas para poder leer en la cama). ¡Que aún no sé por qué lo he comprado, si yo no leo! Otro producto muy comprado es la típica papelera de plástico a 1,5o, antes compraba una, ahora me llevo dos y una la uso para la ropa sucia.

Esto me recuerda al dicho eso de que por cada hombre hay siete mujeres. Entonces piensas que algún cabrón debe tener 14... pues esto igual. Si cada año compro lo mismo en Ikea, dónde cojones se han metido esas cosas para al año siguiente tener que volver a comprarlas. Esto de Ikea viene porque ir a comprar al gigante sueco del hogar siempre suena bien. Muebles modernos y baratos, la gente siempre suele decirte "me encanta Ikea, tienen cosas muy chulas". Esto lo dice la gente que no va una vez al año como yo, y siempre a comprar lo mismo.

Lo peor de Ikea no es ir, es volver. Sobre todo cuando no tienes ni coche, ni furgoneta, ni un amigo taxista. Fui bastante previsor y justo después de pagar me comí dos perritos calientes al estilo sueco, tenía que coger fuerzas. De Hospitalet a Plaza España era todo en bus, ahí no había problema. Una vez en la plaza de España (bastante más bonita que la Madrid, por cierto) solté piernas y me lancé a andar. En una bolsa de esas azules conseguí meter una mesa, el edredón, sábanas, dos papeleras, el flexo y alguna cosa más. Tuve que subir ocho manzanas a pie y cargado como si fuera un hombre-burro.

Estaba a cinco metros del portal y vi como una mujer entraba, apreté los dientes y corrí para ahorrarme ese desagradable momento que suponer buscar las llaves. Y lo conseguí, incluso la mujer me llegó a aguantar la puerta abierta. Encaramos el ascensor, había una mujer a punto de subir y también esperó. "Joder, que suerte estoy teniendo, seguro que hay algún compañero de piso entrando o saliendo y tampoco tengo que abrir la puerta de casa".

-¿A qué pisos van, señoras?- Dije primero, para mostrar mi lado más educado.
-Pues yo al segundo y ella al séptimo.- Mierda, pensé. Yo voy al tercero y voy a tener que dejar salir a la que va al segundo, con lo cargado que voy. Se está complicando la cosa.

El ascensor parecía que iba bien, como siempre. En 15 segundos se plantó en el segundo piso. Abrí la puerta e hice el gesto de salir, para que la señora pudiera abandonar el ascensor sin estrecheces. La puerta se abrió bien, pero no resultó estar a la altura del segundo piso. me explico. El ascensor se había quedado unos 25 centímetros por debajo del nivel que debía. Esos 25 centímetros supusieran que me tropezara y me cayera de boca, menos mal que mi bolsa azul hizo de parapeto y evito el siempre molesto golpe de la mandíbula contra el suelo.

- Eso es que has abierto la puerta demasiado pronto.- Me dijo la mujer a la que estaba intentando dejar salir de forma caballerosa. Ni un "qué tal chaval" ni "¿te has reventado la pierna o es solo que me lo parece a mí?... nada de eso. Solo le importaba su ascensor Otis-Zardoya...

- Pero señora... eso tiene un cierre de seguridad, hasta que no se abre del todo la puerta de fuera yo no puedo abrir ésta. Además solo intentaba ser señorial y dejarla salir. La que tendría que haberse dado la hostia es usted que para eso vive en el segundo y además no lleva bolsa gigante de Ikea.

Del segundo al tercero me subí andando. Por seguridad.

domingo, 18 de octubre de 2009

Primeras impresiones de Barcelona/First impressions of BCN

Siempre que llego a una cuidad nueva o desconocida se despierta en mi un espíritu de curiosidad sobre las costumbre de la fauna autóctona. Intento fijarme más en las cosas, y sobre todo, trato de comparar mucho con las anteriores ciudades que he visitado. Mañana cumplo una semana en Barcelona y creo que ya tengo material de sobra para daros una primera valoración de cómo va la cosa. Lo primero que cogí fue el metro...

METRO

Lo primero que llama la atención es el precio. Curiosamente vale 7,70, como en Madrid. ¿Son igual de sinvergüenzas los mandatarios de ambas ciudades pese a pertenecer a distintos partidos? Pues parece que sí. El ticket había que sacarlo, así que metí un billete de diez euros y esperá a que la maquinita hiciera su trabajo. Aquí entra el primer tópico sobre los catalanes. ¿Cómo puede ser, que la máquina te dé antes las vueltas que el propio producto? Yo es la primera vez que lo he visto, y me ha llamado bastante la atención.

EL IDIOMA

-Bona tarda. ¿Qué vols?- Me dijo la dependienta de una panadería en el barrio de Grácia.
-Pues... un croassant, solo eso.- Respondí con brevedad, así como un poco cabizbajo por no hablar nada de catalán.
-Son "sasantasinc sentims".- Bien, bien, no entendí la cantidad exacta, pero sabía que andaba por debajo del euro. Le di un eurete y pensaba que ahí terminaban mis problemas con el idioma.
-Aquí tiene.- Volví a contestar con bastante educación.
-Merci.- Estaba metiendo las vueltas en el monedero y al principio no presté mucha atención a lo que me había dicho. Hice ademán de salir por la puerta, pero el "merci" me chirriaba mucho y me tuve que dar la vuelta.
-¡Pero cómo que Merci! Llevo toda la vida estudiando inglés, en la puñetera erasmus tuve que aprender alemán, toda la gente de Albacete me dice que no voy a entender ni "papa" del catalán... y ahora llega usted, la dependienta de una panadería del centro de Barcelona, ¡Y me habla en francés!-
Aunque parezca que me puse fuerte, nada más allá de la realidad, al final la chica me explicó en un perfecto castellano que el "merci" es un galicismo que se está poniendo de moda en Barcelona. Vamos, que se están afrancesando.

lunes, 12 de octubre de 2009

Mi primer viaje de novios

Había leído que el vuelo Albacete-Barcelona tenía habitualmente un 65% de ocupación. En aviones de 50 plazas esto quiere decir que montan a diario unos 30, siendo generosos. Hoy era el día señalado, el día en el que yo cogía ese avión, el día del Pilar. Pensaba que no seríamos más de 3 ó 4 abordo. Qué clase de inútiles se van a Barcelona un día de fiesta pudiendo irse tranquílamente el día 13.

La otra cosa que había leído es que se trata de un vuelo para gente de negocios que necesita ir y volver en el día a Barcelona. En mi cabeza tenía un avión lleno a rebosar de comerciales y empresarios de la cuchillería. El control del aeropuerto hasta arriba, con la Guardia Civil abriendo sin para maletines con muestras de cuchillos; jamoneros, de sierra, para untar, de pescado, de los que llevan el mango de maderica...

Pues al final, al único al que le han hecho abrir la mochila ha sido a un servidor. Ni industriales de la cuchillería ni nada, a mi. "Disculpe, ¿lleva una 'plaistaisión' o algo así?", eso me ha dicho el operario de seguridad para abrir mi maleta. Llevaba el portátil y el disco duro, no es una 'plaistaisión', pero el hombre no andaba desencaminado. Desde luego que era todo un profesional de lo suyo, pese a no controlar más de quince mochilas al día.

Luego también ha caído en la cuenta de que llevaba un líquido. "¿Esto qué es?"...pues no lo ves, un gel de estos de alcohol para lavarse las manos contra la gripe A. "Esto está muy de moda ahora, además tiene el tamaño reglamentado para volar". Ahí hemos zanjado la discusión, se ha callado y me ha dado la razón.

Con tanto trajín, he sido el último en subir a la aeronave. Incluso la única azafata me ha metido prisa "¡venga! que te quedas en tierra". Una vez dentro del aparato, no he visto más que asientos vacios. Había 14 filas y la gente se encontraba apelotonada en las últimas cuatro. "Bien apretadicos nos han puesto. Igual es que no les funciona la calefacción" he pensado en voz alta mientras me sentaba en el asiento 14D (pasillo).

Conforme hemos despegado y el sueño se apoderaba del pasaje, yo me he ido fijando en las gentes con las que compartía vuelo. Y efectívamente, ningún hombre de negocios: solo 3 señoras, catalanoparlantes de unos 50 años. He pensado que habrían cogido el avión en Albacete porque tendrían familia en Campo de Criptana o incluso en algún pueblo de Cuenca. El resto del vuelo estaba formado por 4 parejas.

Y han hecho muy buenas migas, las cuatro iban a Barcelona para coger el mismo crucero. Barcelona-Genova-Corcega-Cerdeña-Sicilia- y no sé donde más. Las tres señoras de Campo de Criptana iban durmiendo y yo era el único de mi fila que mantenía el tipo. En ese momento una de las parejas se ha dirigido a mi "¿Y tu? Vienes con la familia al cruzero, ¿no?" señalando a las tres criptanenses. "No, no, esta de aquí, la más delgadita es mi novia. El amor, que no entiende de edades. Las otras dos son sus hermanas, no se fían mucho de mí. Están empeñadas de que estoy con ella solo por sus viñas en Campo de Criptana".

Casi hubiese preferido a los cuchilleros.

domingo, 4 de octubre de 2009

¿Dónde dices que te vas?

Que gusto que acabara septiembre. Es uno de esos meses que tradicionalmente resultan desagradables. Creo que he tenido demasiado tiempo libre y por eso se me ha hecho un poco largo de más. El otro día, en un rato de asueto, me puse a frikear y busqué en google "Escozor ingles". Mi sorpresa fue mayúscula cuando vi que mi blog salía como segunda opción. Y lo peor es que ahora lo estoy escribiendo otra vez, igual adelanto a Word Reference.

Dicen que ver las series y las películas en versión original ayuda muchísimo a la hora de perfeccionar el inglés hablado. Esto la verdad es que está muy bien, pero no sé yo si viendo 'Perdidos', una serie en la que solo hablan de escotillas y números raros se puede aprender mucho inglés. Lo mismo pasaba con 'Prison Break', el lenguaje carcelario me sirvió de poco la última que fui a Londres, pero quién sabe.

Por qué de estos dos párrafos os estaréis preguntando. Ocurre que en una semana me voy a Barcelona a intentar aprender el trabajo de hacedor de guiones de televisión. Cuando se lo cuento a la gente se quedan con una cara un poco rara..."Pero, ¿sabes algo de catalán?. Sabéis que me van a decir "odo, suena interesante", no no. "Uhhh, 'cuidao' con los catalanes que son muy suyos". "Ya verás, por mucho que ponga que el curso es en castellano al final será en Catalán, te lo digo yo".

Y todas estas sandeces me las dicen gentes que no han salido de la provincia de Albacete más que para ir al Ikea de Murcia. Claro, ante tanta advertencia sobra decir que conforme se acerca el día estoy más acojonado. El otro día soñé que estaba haciendo la facturación en el aeropuerto de Albacete y todo estaba en catalán. La chica de mostrador me hablaba en catalán, la megafonía en catalán, los miguelitos del dutty free se habían convertido en butifarras. Lo del dutty free fue obra del subconsciente, en el aeropuerto de Albacete no hay 'na'.

Por cierto, va a ser la primera vez que lo use, aunque el hecho de que solo haya un vuelo al día, el de Barcelona, limita bastante la utilización de este servicio. Volviendo con lo del catalán...joder, yo he vivido en Alemania un año y nadie me dijo jamás nada del alemán y yo me apañé allí sin problemas. Hasta donde yo sé, una persona que no sabe ni alemán ni catalán entiende mejor éste segundo.

Además, yo me acuerdo que de pequeño me encantaba ver las Tortugas Ninja en Canal 9. ¿No venía tan bien lo de ver series en versión original? Pues yo no he escuchado a nadie decirme que llevo una base cojonuda por haber visto el Canal 9 de pequeño. "No, es que el valenciano y el catalán son distintos idiomas". ¡Venga ya!, que no somos idiotas. Y eso que el Canal 9 se veía así como con niebla, por lo que tenía que agudizar el oído para coger la idea principal de las conversaciones. Vamos, yo creo que voy bien preparado ¿no?