domingo, 27 de abril de 2008

Día -102. ¿El 2 de mayo? mmm... creo que me viene bien.

Manuela de Malasaña no solo es una señora que tiene un barrio con un montón de bares en el centro de Madrid. Esta celebre mujer a la cual le riegan la plaza día si y día también de pipi y alcohol existió. Mejor dicho, dejó de existir hace casi 200 años. "Manuela" además de una muy utilizada acepción para onanistas y pajilleros fue una de las principales heroínas del levantamiento de los madrileños contra los franceses el 2 de mayo de 1808. Pues eso, en vista de la tesitura que tengo en casa y dados mis constantes altibajos en la convivencia con la chica francesa he decidido celebrarlo.

Por cierto, ayer me compré en el "H&M" (el IKEA de las prendas de vestir) un sombrero muy bonito. Pienso ponermelo como pieza central de mi indumentaria el 2 de mayo para parecer un poco más de la época. En las películas antiguas todo el mundo lleva sombrero, eso es así. La verdad es que tengo que seguir dandole vueltas a la celebración, tampoco tengo muchas ideas y las que tengo son todas bastante enfermizas. Hace falta buscar algo gracioso, si se os ocurre algo lo podeis dejar en comentarios. Y no Javi, no pienso empapelar la casa con fotos de Raúl. No vés que Raúl no estaba vivo en 1808, no tiene sentido.

Todo esto está claramente orquestado hacia un único objetivo, tratar de molestar a la francesa y si se puede intentar emborracharla, que no sale nunca y que mejor que hacerlo recordando a los hermanos Bonaparte. El viernes me obligo a limpiar la cocina, me sentí como cuando mi madre me mandaba poner órden en mi habitación a los 8 años y obviamente me sentó muy mal. Bien es cierto que me tocaba a mí, pero ella no es nadie para recordarmelo. Después leí en un diario lo del 2 de mayo y me pareció una forma muy elegante de tocarle las narices. Además, ella nunca podrá celebrar un levantamiento contra los españoles, asi que no hay revancha posible.

Hoy por hoy para nosotros el 2 de mayo de 1808 fue algo cojonudo, de lo contrario yo igual hoy respondería al nombre de "Jean", vaya que estaríamos todos afrancesados y eso no mola nada. Pero pensemos en la gente que vivía en aquella época. Yo a Pepe Botella lo conozco muy poco, pero lo suficiente para saber que no era peor que Fernando VII. Esa gente se levanto en armas y murió peleando contra los Bonaparte y todo para acabar con el lerdo de Fernando VII. A donde quiero llegar con esto, pues a que hay que valorar el 2 de mayo como lo que fue, una buena idea que se fue torciendo hasta llegar a poner a Fernando VII de nuevo en el trono.

Lo que tengo pensado para el viernes de momento es un poco difuso y aun hay que darle forma. La idea de momento es hacer una reunion de amigos donde no faltará la tortilla de patatas, el calimocho y la música españoles. De echo he puesto a bajar la discografía de Peret, muy socorrido para este tipo de fiestas. Seguramente también haya un momento para poner el himno de Riego, él también participó en la guerra de independencia y dado lo bonito de la canción viene como anillo al dedo.

domingo, 20 de abril de 2008

Alemanía: cuna de la gastroscopia popular.

Antes de nada y por si os encontráis algo perdidos ante este extraño título, he de recordaros que hoy estreno sección y que en el anterior "post" (Medicina Popular, introducción) está explicada esta nueva parte del blog. Aunque el título no es del todo veraz, lo entenderéis rápidamente. Observad fijamente la siguiente foto.



Como podéis ver se trata de un retrete, Acto seguido explicaré que innovaciones presenta este retrete a nivel sanitario frente a las que puede presentar cualquier "WC" español, francés o portugués. Dejo a un lado los ingleses por estar enmoquetados (eso es una guarrería, sobra decirlo) y los marroquíes por utilizar letrina y manguerita. (eso también es una cerdada que no recomiendo en ningún caso)

Según podéis admirar, este retrete alemán además del color (blanco roto, que es mucho más sufrido) presenta una novedad principal. Al contrario que en España, el pequeño pozillo de agua donde se deposita la caca se encuentra en la parte delantera de lo que podríamos llamar "la taza". Podéis pensar que esto tiene más desventajas que beneficios. "En el hipotético caso de excretar blando por lo que fuera, me vería obligado a pasar la escobilla al tener que recorrer la caca más distancia". Es una forma de verlo, pero no la correcta.

Si os fijáis, la forma del retrete alemán es mucho menos pronunciada creando así un pequeño rellano. He de decir por experiencia propia que el rellano funciona y salvo rara vez, el bulto expulsado descansa ahí sin caer al pozillo. ¡Que guarrería! estaréis pensando, pues sí, no es de agrado limpiarte mientras observas la reciente escultura salida de tu cuerpo. Sin embargo esto tiene una explicación higiénica y otra médica de mucho mayor peso.

En primer lugar, este descansillo a priori tan desagradable nos evita esa extraña sensación de frescura y humedad provocada por el violento choque de la deposición contra el agua. Esta ventaja se pone más aún a mi favor si hablamos de baños públicos, restaurantes o cafeterías, donde a veces la cadena no va del todo bien y ese liquidillo salpicado a veces contiene otros elementos, como pudiera ser el orín ajeno.
Esto por un lado.

En estos tiempos en los que los hospitales cada día están más masificados, la medicina moderna también recomienda encarecidamente la implantación de este tipo de retrete. Tras hablar con los mejores expertos en aparato digestivo del mundo, todos coinciden en la idoneidad de este vanguardista y atrevido vater. El hecho de poder observar el excremento antes de mezclarse con el agua, permite al paciente un análisis mucho más exhaustivo. ¿Quien no ha excretado blando y al entrar en contacto con el agua se ha resquebrajado perdiendo la poca solidez que tenía?

Mediante este retrete se puede analizar el color, la textura, el olor y la densidad de la deposición como si de un cultivo de heces profesional se tratara. De esta forma y sin necesidad del incómodo traslado al ambulatorio, podremos saber qué nos ha sentado mal y ponerle así remedio con la mayor premura posible. Creo que está todo dicho, ahorrarse unos eurillos por un retrete inseguro y obsoleto ya no merece la pena. No debéis jugar con vuestra salud.

Medicina Popular. Introducción.

Llevo ya unos días/semanas dando el coñazo con tonterías, que si la francesa por aquí, que si lo otro por allá, contando nada más que penurias sin gracia alguna. Ayer hablando con los amiguetes volvío a salir el recurrente tema de la medicina popular, ¿que es esto? os preguntareis. La medicina del pueblo es un campo enorme, lo que en resumen podríamos llamar "El arte de conocer el cuerpo sin estudiar medicina". En este tipo de medicina todo se basa en experiencias personales y vivencias desagradables. Y es que en Alemania, sobre todo en el este van muy por delante de nosotros en este tema.

Pues eso, que he decidido abrir una nueva sección de mi blog, se llama "medicina popular" y tratará de todo aquello que podemos hacer para mejor nuestro cuerpo sin necesidad de un facultativo. Sin más os dejo con la primera entrega.

miércoles, 16 de abril de 2008

Día -113. Diferencias culturales

Desde que la civilización es la civilización franceses y españoles hemos tenido grandes diferencias culturales. Desde la época de los romanos (que siempre estaban en verano, en las pelis siempre salen en paños menores y sin abrigo, luego dicen del cambio climático) Galia e Hispania siempre han estado a la gresca. Para probar esta verdad he tenido que convivir con una francesa en el mismo piso. Y no es que sea mala gente, pero hay diferencias culturales.

Para los franceses, arrogantes y prepotentes con razón nosotros somos esos pobres gandules que vivimos del cuento en cuanto cruzas los pirineos. Para nosotros, gandules hasta cierto punto ellos son los vecinos de arriba, e intentamos picarles el billete en cuanto podemos. Igual hablo solo por mi mismo pero este párrafo es innegable que ha quedado bonitos de "cojones". Ahora va el ¿por que?, la explicación de este relato.

Ayer entraba Elodie por la puerta (la franchute) gritando como una neurótica. Decía haber visto un antiguo mapa de Leipzig en el que la calle más famosa de la ciudad recibía el nombre de un fatal dictador. Como si se tratara de una adivinanza nos invitó a Liesa y a mí a averiguar el nombre de dicho dictador. Liesa se la jugó por Jozef Stalin, no era mala opción pero yo tenía guardado el tarro de las esencias. "¡Ya sé!, se llamaba Napoleón Strasse" grité sabedor que alguien superaría mi alarido.

"¿¡Que dices!? Napoleon era bueno, y además francés. Se llamaba A. Hitler Strasse". Menudo berrinche se pilló la pobre y vaya risas nos echamos Liesa y yo. También me dijo que no dijera nada malo de Francia, que era su país y le molestaba. Ahí se acabó el episodio, nada más. Simplemente creo que al revés no se habría dado la broma. Si ella hubiese dicho Franco... si, en efecto era español, pero de bueno no tenia un pelo. Ni malo, simplemente no tenía.

El segundo capitulo lo viví un rato después. Tenía una pizza en el horno y cuando ya estaba a mi gusto la saqué. No sé si es una teoría mía, pero las pizzas como mejor se cortan es con tijeras, ni ruedecica de esas ni cuchillo ni leches, unas tijeras. Al lado de las sartenes vi unas, así que procedí a realizar el corte. Cuando me disponía a partir los cuartos en octavos entro Elodie, me miró y de nuevo gritó. "¡¡¡Mis tijeras!!!, no son para la cocina, son para actividades plásticas". Agaché la cabeza y seguí cortando.

Cuando terminé, levanté la cabeza y le dije "estaban con las sartenes, perdona que haya pensado que eran para cocinar, pero estaban allí". Entonces se calmó, le lavé las tijeritas de los cojones y se las llevé a su habitación. "Elodie... aqui las tienes, como nuevas", me miró con algo de desprecio y me dijo "ummm... que bien, ya no huelen a queso". Será porque tengo la mala costumbre de fregar con jabón y agua.

P.D. Para que veais que no soy el único que le pico el billete a los franceses.

miércoles, 9 de abril de 2008

Dia -120. ¿Dices que cumples 23 años?

Esta vez no voy a pedir perdón por llevar 300 años sin escribir porque ya es un poco de vergüenza, pero entre la semana en España y demás he perdido el hilo. Pues nada, como habréis visto he cambiado el contador ahora va a ir hacia atrás. Primero porque he perdido la cuenta y segundo porque ciertamente estoy más del final que del principio de esta experiencia llamada Erasmus. Nada más que por ello hay que disfrutar lo máximo de aquí al final.

Hoy os voy a hablar de lo ocurrido el pasado sábado en mi casa, algo muy fuerte que me dejaría marcado de por vida. Lo que sucedió no era otra cosa que la celebración del cumpleaños de mi compañera de piso, Liesa, sí, esa que me corrigió casi todos los trabajos del primer cuatrimestre, una chica majísima. Practicamente ella sola preparó un montón de zumo de fresa natural para hacer cocktails y decoró casi toda la casa con motivos veraniegos. Hasta ahí practicamente todo normal.

Empezaba a las 20.00 la fiesta, asi que me metí en la habitación hasta la hora "H" para ver una peliculilla. Elodie, la francesa, me interrumpió y me invitó a salir a departir con algunas mozas que a había llegado. Fue al salir de la habitación cuando comenzó todo. Al entrar a la cocina un aroma a fuerte sudor invadió sin resistencia mis fosas nasales, era un edor similar al de los vestuarios de los equipos de fútbol después de hacer carrera continua una hora.

Periodista de vocación y curioso como virtud me puse a investigar a quien le "cantaba el alerón". Bien es cierto que yo llevaba unos días con el desodorante gastado, pero a cada uno le gusta su propia marca. Las arcaditas que me entraron no tendrían sentido si eso hubiera salido de mi fábrica. Ante todo traté de abrir las ventanas de la cocina para frenar el mareo que me estaba entrando, pero como no, mi vecina francesa (con la que mantengo grandes diferencias culturales) se empeñó en cerrarlas. Entretanto fue viniendo más gente y no pude terminar mis pesquisas.

Cuando ya éramos más de 7 ó 8 personas en la cocina y estaba perdiendo consciencia debido al colocón de sudor femenino ocurrió lo que cambió mi vida. Corría un momento de aburrimiento generalizado y silencios incómodos cuando alguien sugirió una idea. Así de inicio no cogí la idea por aquello del idioma, así que me enteré un poco sobre la marcha. Vi como mi vecina iba a su habitación a por unas sillas, también pasaba a las demás habitación para más sillas. También vi como colocaba las sillas en círculo y animaba a la gente a levantarse.

Al principio andaba perdido, pero ese juego me sonaba de algo. Al rato me di cuenta que ya había jugado a ese juego, 15 años atrás, era el juego de las sillas. Si, si, ese en el que se pone una silla menos de la gente que participa quedandose siempre uno de pie que resulta perdedor. La gente reía, disfrutaba y hasta parecía satisfecha con lo dicho fiestón le estaba aportando. Menos mal que aun vino más gente y ya no teníamos más sillas, porque sinceramente yo me veía jugando el Campeonato de Europa de sillas.

Con esas esperamos hasta las 12.00 para hacer la tradicional entrega de regalos, en este caso de libros. Debió recibir como 10 libros distintos, va a tener libros hasta el 2015 aun leyendo rápido. Yo pasé casi todo el rato hablando con un chaval de Dresden que como yo, no conocía a nadie de los elementos que allí jugaban a las sillas. El acento de Dresden es como el murciano del alemán, no se entiende nada y hasta los alemanes dicen que es muy desagradable. Fue un poco conversación de besugos, pero nos entretuvimos mientras veíamos las intensas semifinales del corro de la patata.