domingo, 24 de junio de 2012

¿Qué tipo de gente va a ver la Eurocopa a una pantalla gigante?

Cualquier zapato combina con la Roja
Ayer iba en el metro (por desgracia en la misma dirección que donde se encuentra la pantalla gigante que patrocina Telecinco) en los instantes previos a que España se midiera a Francia y me topé con un ambiente tremendamente patriótico. La radiografía de mi vagón pudo ser la siguiente, más o menos:

-50% de adolescentes alérgicos a los libros, posiblemente todos ellos encarrilados al bachillerato de ciencias sociales y con la intención de estudiar publicidad o periodismo. Todos ellos pintados y ataviados hasta arriba con los colores y emblemas de la patría, la gran mayoría manejaba a la perfección el amplio repertorio de tonadas con gran riqueza en contenidos de exaltación de la nación.
-20% de niños. Todos ellos desafortunadamente influenciados por el grupo anterior. 
-10% de padres/tutores legales que en cumplimiento de sus obligaciones acompañan a sus hijos pequeños que aún no tienen edad suficiente para acceder al primer y más nutrido grupo.
-10% de adultos sin personas a su cargo. La gran mayoría extranjeros cuya única meta en e¡semejante viaje al infierno es hacer por integrarse. Se trata del grupo más consciente y responsable de los hasta ahora expuestos.
-10% de italianos. Este es un porcentaje marginal y no del todo exacto que siempre está en este tipo de eventos. Les da igual el partido, incluso si juega su selección. Tienen un único objetivo, el cortejo y posterior fornicación de lo que pillen del primer grupo, aunque si es de otro tampoco les molesta.

viernes, 22 de junio de 2012

La rara estética del presidente de mi comunidad de vecinos

A lo largo de mi crianza mis padres se afanaron en darme una buena educación. Me inculcaron muchos valores, pero hubo uno que me caló hondo, del cual se hablaba casi todos los domingos a la hora de comer y sobre el que mi padre incidía muchas veces de camino al Carlos Belmonte: el chandal de tactel.

El tactel es al chandal lo que el escai al sofá o Javier Arenas a la Junta de Andalucia. Por eso, incluso después de saber que mi actual piso antes era un prostíbulo de una respetable categoría según las valoraciones de internet, lo que más me llamó la atención era un hombre que paseaba unos coloridos conjuntos de tactel por las zonas comunes.

De tez oscurecida y pelo ensortijado empecé a cogerle cariño, cada vez que me lo cruzaba me sacaba una sonrisa el muy 'salao', y eso que no hablaba nada más allá de un sobrio "Hola, ¿qué tal?". Algo que pasó a ser devoción el día que al ayudarme a abrir el portal de forma muy cortés por yo venir cargado, el elástico de la manga de su chandal se abrió y dejó entrever dos doradas y relucientes pulseras.

Yo ya estaba empezando a sufrir por aquel entonces algunas molestias vecinales, por qué si no iba a ir yo a hacer la compra. Cambié de habitación a una mejor, más grande, exterior y con hilo musical, algo con lo que yo no contaba. En el piso de arriba, día tras día, de 11 a 20 horas siempre la misma canción martilleaba mis meninges (en ocasiones a dúo con los restos de Mahou Clásica del día anterior). Cada vez me ponía de peor humor y sólo bajar al buzón y cruzarme con ese misterioso hombre del tactel me salvaba del maldito piano.

Hasta que un día decidí actuar, con poca inteligencia emocional, para qué negar la evidencia, coloqué está respetuosa misiva en la vitrina destinada a los anuncios de la comunidad vecinal:

La tenía en la basura y he tenido que recuperarla, no penséis que  la puse así en la vitrina,  hay que guardar las formas
Estaba deseoso por ver el resultado de semejante ataque. Pasaron dos días hasta que mi cartel fue reemplazado por la respuesta oficial del administración democrática de la finca. Decía lo siguiente...

"En virtud del Real Decreto Ley 10.3/04/2002 (las cifras está inventadas) los profesionales y docentes de la música tendrán el derecho a desarrollar en su domicilio su actividad profesional desde las 10 hasta las 22".

Al cabo de otro par de días llamaron a mi puerta. Como siempre me ocurre, iba en calzoncillos por lo que me atavié con lo primero que pillé; un bañador de rayas y una camiseta de la República Checa. Me costó reconocerle sin chandal. Mi adorado y anónimo convecino vestía un pantalón marrón con pinzas y una camisa sedosa en tonos pastel, que tampoco era un mal modelo para que nos vamos a engañar.

- Hola, ¿Qué tal? Soy Gabriel Pardo, el presidente de la comunidad.- Dijo con voz afable y tono conciliador.
- ¡Hombre! Me he cruzado contigo por las escaleras alguna vez, no sabía que fueras el presi.- La verdad es que no sabía a qué venía ese señor a verme en plena mañana, pero solo de ver esa camisa amarillenta de manga corta que dejaba todo el protagonismo al oro de sus muñecas ya merecía la pena alargar la charla.
- Sí, es verdad. Cuando bajo a comprar el pan alguna vez te veo. Es por el tema de la música, no sé si viste un cartel algo ofensivo que pusieron abajo.- Haberlo reconocido me dio ventaja en la conversación, o esa impresión me dio.
- Ah, pues no, no he visto nada. Ni siquiera sabía que aquí se tocara música.- La verdad es que me cagué un poco, pero a mí la música no era ni de lejos lo que más me interesaba en esta nueva relación que estaba naciendo.
- Es que te explico, yo soy profesor de música y llevo más de 40 años dando clase. Y hay una ley del Gobierno que nos permite dar clases hasta 12 horas al día. Y lo peor es que a veces escucho a vecinos cantando y burlándose de mí.- Obviamente se refería a mí, pero si ya había negado la mayor, estaba fuera de toda sospecha.
- Pues vaya, la gente es muy irrespetuosa. Los del 2º D es que son unos fiestas. Por cierto, ¿haces deporte?, es que como siempre te veo con chandal.- Tenía que jugármela, ¿por qué cojones vendría a visitarme sin chandal?.
- La verdad es que voy incomodísimo con estos pantalones.- mientras hacía eso de tirar del calzoncillo desde el bolsillo del pantalón.- Lo que pasa es que hoy voy de visita oficial para contar a los vecinos lo de la música, por eso voy más formal.- Ya tenía lo que quería. Presidente, chandal, visita oficial... bienvenidos la república bolivariana de vecinos de la calle Rafael Calvo.