domingo, 27 de septiembre de 2009

El final del verano

Con la entrada del otoño todo se oscurece y lo que va mal o regular, aún puede ir peor... siempre. Voy a poner un ejemplo que aunque pueda parecer autobiográfico, no tiene por qué serlo, como dicen los músicos; esto es de libre interpretación, cualquiera que lo lea puede darle el sentido que le salga de las narices.

A la persona del siguiente relato le quedaba solo una asignatura para terminar la carrera, un único examen que resolver en septiembre para terminar sus estudios. Hasta ahí, todo correcto. El proceso habitual de estudio y preparación de asignaturas optativas. Con el examen una vez hecho, todo parecía en orden, suficiente para aprobar. Todo era felicidad y alegría en ese impás de espera que este individuo sufrió hasta que la nota apareciera publicada.

El impás se terminó con una llamada telefónica. "Oye, que te han cargado Información Medioambiental, igual que a mi. La revisión es el miércoles". En ese momento todo se torna negro oscuro y se empieza a ver la botella medio vacía, de hecho no se ve ni la botella. Este energúmeno estaba convencido de que el examen estaba aprobado, por ello, no duda en sacarse un billete a Madrid para vérselas cara a cara con el profesor.

En la capital del reino duerme en casa de unos familiares. Le dan de cenar de maravilla, encima el Barça, su equipo, le mete una paliza al Racing, las cosas van sobre ruedas, pero esa noche todo iba a cambiar. Y es que un pequeño detalle puede fastidiarlo todo. A uno de esos familiares se le olvidó apagar la luz de la habitación donde dormiría nuestro protagonista. Éste se arropó y se dispuso a dormir.

Con la ventana entreabierta y tapado hasta los ojos, todos los mosquitos de Madrid y ciudades dormitorio adyacentes se pasaron por aquella habitación esa noche. El estudiante que iba a revisar su examen se convirtió en un buffet libre para los insectos del barrio del aeropuerto. Pasó de largo una de las peores noches de su vida, se despertó con más de 15 picaduras. Y es que dormir en calzoncillos protege mucho menos que un buen pijama.

Al día siguiente y bajo los efectos del café dedicó el día entero a pasear por Madrid mientras preparaba el alegato para la revisión. Por qué en España tenemos la manía de poner los monumentos y cosas de interés dentro de las rotondas de tráfico. ¿Os imanáis la Torre Eiffel en una rotonda en plena Castellana? Para qué acceder a los monumentos a pie, si se pueden ver desde el coche...

La revisión fue una ruina, el examen estaba bastante mal corregido, pero con un 3,25 no se puede ni intentar dar pena. El profesor manejó la situación en todo momento y el estudiante no tuvo nada que hacer. Del tirón y con un enfado bastante visible, se marchó a Chamartín a por un billete de salida inmediata. En la cola, un señor posó su barriga sobre la espalda del estudiante suspendido, incluso llegó a sentir el airecillo sobrante de su respirar sobre su cuello, otra de esas sensaciones muy desagradables.

Los operarios de Renfe se confundieron con la composición del tren. Salió con más de una hora de retraso. Parte de ese retraso lo recuperó en ruta, llego a casa 57 minutos tarde, tres menos máximo fijado para que le devolvieran el importe total del billete. Nada le salía bien al pobre estudiante. Al llegar a casa recordó que estaba solo. En la cocina había una nota de su madre: "acuérdate de que mañana te sacan la muela del juicio, a las nueve y cuarto tienes que estar en el dentista".

Pues eso, fin del verano. Ni veranillo del membrillo, ni verano de San Miguel ni nada de nada.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Hay cosas que no soy capaz de entender...

La feria de Albacete me ha brindado una fantástica ocasión para estudiar las costumbres de las gentes. Principalmente las gentes de aquí, de Cuenca y de la Comunidad Valenciana, que son las que en mayor medida se dejan caer por estos lares. Los refranes, los refranes son la leche. Nunca he sabido por qué al refranero nunca se le ha otorgado un Premio Cervantes o incluso un Príncipe de Asturias, el hecho de que sea anónimo no le debe privar de esos beneficios. Si luego se lo dan a Carl Lewis y es incapaz de venir...pues anónimo tampoco va a recogerlo, estamos en las mismas.

Mucho mejor que un refrán clásico es un refrán traducido a las costumbres de la zona. Me explico con un ejemplo que espero aclare la situación. Yo hasta el momento había escuchado "Hasta el rabo, todo es toro" o "No vendas la piel del oso antes de cazarlo", por lo que aprendí en bachillerato, creo que la idea principal es la misma. El otro día, aparece un individuo por mi izquierda en la feria, y voceando le dice al de al lado "Ehhh...no te anticipes, que hasta segar 'toes' hierba". Sobra decir que me aquello me maravilló.

Otra buena muestra es el ya clásico de "Tendrá que ver el tocino con la velocidad" o "lo de no mezclar las churras con las merinas"...aquí no tengo tan claro que ambos tengan la misma intención, pero vamos, que tenía que poner dos ejemplo y no se me ocurre nada mejor. Ahora el autóctono, lo escuché hace ya años y por ello quizá ha tenido algo más de difusión; "qué tendrán que ver los cojones 'pa' comer trigo".

Visto lo visto llego a un par de conclusiones. Para una buena reelaboración manchega de un refrán, el componente rural es básico. Hay que meter algún cereal u objeto relacionado con el campo. Esto se ve muy bien en el piropo "Estás más bonica que un remolque recién 'pintao'". La segunda observación tiene que ver más con su correcta aplicación. En ferias o verbenas puedes hacer uso de ello, pero de ningún modo son efectivos en una noche de sábado. Me imagino la cara que puede poner una fina chica del Barrio Salamanca después de escuchar semejantes improperios...

Y sí, hay cosas que no entiendo. En cualquier feria que se precie se dan mucho las comidas de empresa. Esas charlotadas en las que uno de los trabajadores de menor rango sustituye al jefe, para erigirse en líder de la manada en lo que dure el bombardeo al estómago. Este personaje, sabio y bufón, elige un sitio, lleva la voz cantante y es el encargado de pedir la comida ante el bullicio de la feria.

-¡¡Niceto!! Ponnos tres de guarra, dos de jamón serrano y otros tres mixtos de chorizo y morcilla. Espera, espera...¡va!, sácanos también un par de rabo frito y otras dos de oreja. Ahora si eso te pedimos más.- El hombre que le atiende es cuñado de su cuñado y electricista de profesión. En feria deja la electricidad para ocuparse de su puesto con el que se saca un pasta bárbara.

Cuando Niceto ya ha hecho el favor de colar al cuñado de su cuñado, sabio y bufón, pagan la cuenta y toda deuda queda saldada.

No entiendo cómo puede haber alguien tan sumamente idiota para volver a la barra y decirle a Niceto que si tiene Coca-Cola Light. ¿No te has dado cuenta del festival de colesterol del que estás siendo participe? Puedes beberte una garrafa de aceite de oliva que va a ser lo más ligero que te eches a la boca en esta comida. No me vengas con gilipolleces de Coca-Cola Light...