jueves, 11 de octubre de 2007

Dia 15: Ich Liebe Leipzig

Sobre las 12 de la mañana he amanecido con cierto sabor a cerveza en mi paladar, y eso que ayer me lavé los dientes con movimiento circular como mandan los dentistas!. Tras algunos palos de ciego y con muchas ganas, me he lanzado y les he dicho a unos alemanes que si podía jugar al futbol co ellos. De la conversación no me he enterado de mucho, pero al final ha accedido. 45 minutos después y con más de 3 heridas de consideración causadas por la dureza del futbol teutón he vuelto a casa. Ya habia conseguido jugar al futbol con alemanes, el día iba muy bien.

Hoy la fiesta era en el Moritz Bastei, un castillo subterraneo en el centro de Leipzig, de 8 a 11 entrada gratis. Hemos desechado mil planes geniales y hemos decidido beber en mi cocina (bueno beber, una mierda de Becks Gold: para mujeres). Pues nos hemos plantado allí a las 11:30 con nuestros huevos toreros!, resultado= una cola de la hostia, solución= una colada memorable. 11:35 estabamos dentro, el percal no era nada alentador, y en busca de soluciones buscabamos a Aline, nuestra guia (un sol de chica que estuvo en madrid el año pasado, y que se merece el nobel de la paz). 12:00 la encontramos y ya de paso practicamos algo el alemán con sus amigos y amigas. No le gusta mucho el bar, y no habla de la posibilidad de ir a un sitio mejor.

La posibilidad reside en ir dos en una bici cruzando casi toda la ciudad. Maria, Montse y yo no las jugamos y nos vamos, dejado atras casi 1000 españoles ( el ejercito que luchó en Flandes). A mi me lleva una chica en la bici, borracha y con 70 kilos de paquete, llega un momento en el que nos perdemos, llegamos 10 min tarde, todo el mundo nos espera. Da igual, hay buen rollito.

No hay mucha gente en el bar, pero es barato, y la música es fantastica!!! Babyshambles, Kasabian, y para el cierre MANDO DIAO!! Creiamos que ibamos a casa, pero Aline creyó que debiamos tomar la última en lo que ella cree que es un antro.

3:00. Ahora llevo yo la bici y llegamos mejor, pero tengo los gemelos como Ronaldiño cuando vuelve a casa los jueves por la noche. Entramos en el bar, y nada de marginal, si bien hay gente rara, la musica es guay y el ambiente mola. Los alemanes nos instan a tomar un chupito de nombre raro. Al probarlo, veo que se trata de una versión italiana y pija del Anis del mono, 1,80 el chupito de anis del mono... sin palabras. Menos mal que nos quitamos el sabor con medio litro de fantastico sajonio zumo de cebada. A las 4:00 nos despedimos de Aline y sus amigos (que se quedan jugando al parchis digital!!).

He pasado mi mejor día desde que llegue a Alemanía. Esta ciudad cada día me sorprende y me gusta más! ICH LIEBE LEIPZIG!

Edito: Menos mal que no conocen el pacharán!

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