lunes, 10 de agosto de 2009

Qué cosas más raras pasan ahora en verano...

El verano es una época muy singular, sobre todo si pasas la mayoría del tiempo en Albacete y sin nada que hacer, aparentemente. Podéis pensar que es el hecho de no hacer prácticas lo que me tiene tan agitado este verano, pero no. Lo mismo me ocurrió en las anteriores temporadas estivales en las que sí trabajé. Siempre me han pasado cosas un poco extravagantes en estas fechas, pero ahora que mi colección es grande, voy a comentaros algunas del ellas.

En Julio de 2007 empecé a hacer prácticas en Madrid. Mis tres compañeros de piso, a cual más vividor, se fueron a sus respectivas casas y por supuesto, se llevaron consigo sus respectivas llaves del inmueble. Mi vivienda, en régimen de alquiler, se encontraba en una de esas fincas madrileñas que lejos de ser baratas habían vivido sus mejores tiempos 30 ó 40 años atrás. Vamos, que no disponía de portero electrónico. En cambio, sí disponía del portero que le instalaron durante su construcción, Juan Miguel.

Como buen piso de estudiantes, nuestro horario de visitas era algo nocturno, fuera del horario de Juanmi. Al ser un piso exterior y nosotros unos jóvenes ingeniosos, cada vez que venía alguien, metíamos las llaves en un calcetín a medio usar, que tiene más rozamiento con el aire y lo lanzábamos fachada abajo. El problema vino cuando una ventosa tarde de agosto recibí la visita de un amigo. Conocedor de que tenía el viento en contra, traté de darle un poco de parábola al calcetín y en principio el lanzamiento parecía exitoso. Debío ser la corriente en chorro (jet stream), que se apareció en plena tarde de Argüelles, porque las llaves se metieron en la terraza del segundo.

"En el 2ºB viven una pareja de jubilados que se pegan todo el verano en La Manga del Mar Menor", me respondió Juanmi. En fin, no hay mal que por bien no venga, ni problema que no te solucione un Mercadona. Todas las viviendas tenían puerta de servicio. Gracias a la llave que me dio Juanmi, pude abrir el portal sin ningún problema. En cuanto a mi casa, dejaba la puerta de servicio entornada y con un carro del Mercadona de abajo haciendo de tope, por si se levantaba alguna corriente. Después de lo que me había pasado con el calcetín, no podía permitirme que encima me entraran a robar. Había aprendido la lección.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que tardes mas buenas que echabamos en HE, y hay q recordar q ese verano con Varia fue bastante intenso.jaja