domingo, 11 de abril de 2010

Un "Up in the Air" manchego

María Francisca Guijarro es de esa rara minoría de mujeres murcianas que son rubias. Todo se debe a la corta relación que su madre, antigua camarera de un hotel de Lorca, tuvo con un ciudadano centroeuropeo hace treinta años. A María Francisca siempre le atrajo el sector turístico, a los 19 años finalizó la E.S.O y se puso a trabajar en un conocido Resort Campo de golf cerca de Los Infiernos (Murcia).

Fueron los seis mejores años de su vida. Durante ese tiempo fue la querida de Gordon, un septuagenario (yo creía que se decía “Heptagenario”) de Manchester que se dedicaba a la importación de té. La joven no solo adquirió experiencia tensionando músculos que parecían abandonados, sino que además adquirió un nivel de inglés más que admirable.

Cuando descubrió que Gordon visitaba con asiduidad el “Hoyo 19”, un conocido club adyacente al Resort, decidió terminar una etapa y lanzarse a la aventura. Se sacó el First Certificate y se hizo azafata de Iberia. Pronto se convirtió en una galáctica de las azafatas y se hizo una fija de la clase Business del Madrid-Boston.

Pero un día, su acento murciano le jugó una mala pasada y no fue capaz de entenderse con una gaditana para devolverle el cambio. Perdió los estribos y le tiró un café ardiendo, desfigurando el hocico del caballo de Ralph Lauren que la andaluza portaba en el jersey. La reclamación prosperó y María Francisca quedó degradada a la ruta Albacete-Barcelona.

Patrocinio Fernández nació en Minglanilla (Cuenca) hace 73 años. En un principio madre de dos niños (Ramón y Pepe), desde hace unos días tiene la ‘parejita’. Viajaba en el avión con Josefa (antes Pepe) para visitar a un traumatólogo especialista en caderas desgastadas. Dicharachera y alegre, no dejaba de hablar con su hij@ de lo majo que es Antonio José, compañero sentimental de Ramón.

Moderna como pocas tanto en lo ideológico como en el vestir, Patrocinio lleva una faja térmica que mejora la circulación de las articulaciones. Y desde hace dos días también una Power Balance. Una de esas pulsera que mejoran el rendimiento deportivo y la elasticidad en un 35%. Patrocinio y María Francisca jamás podían imaginar lo que el destino iba a deparar.

Acababa de aterrizar el avión y el desalojo era inminente. La Power Balance parece que funcionaba y Patro tomó la delantera confiada para bajar la primera.

- Muchachica, le ayudo a bajar la escalera.- Dijo la azafata en un tono tan servicial como difícil de entender.

- No hace falta bonica. Desde hace un par de días estoy que me salgo, creo que voy revocar la ayuda de la Ley de Dependencia.- Respondió Patro con tono chulesco.

Aún así María Francisca la cogió del brazo y la ayudó a bajar el primer escalón. El segundo, ya sola, se le atragantó y uno de los tornillos sueltos de su muleta se enganchó a la blusa del uniforme de la azafata. Patro rodó hasta el autobús sin heridas gracias a la pulsera. Sin embargo, María Francisca acabó en sujetador bajo la atenta mirada de los pilotos y operarios del aeropuerto.

7 comentarios:

Pablo dijo...

Cojonudo. Demostrando que no sólo de heces vive el hombre ;D

Admetlla dijo...

Pero qué haces? Guárdate estas historias para la prueba que luego no sale nada!!

Laura dijo...

Perfectamente, el guión de una peli de Almodóvar :)

Anónimo dijo...

Buen relato, muy bueno, se nota el curso que estás haciendo, excelente

Little J. dijo...

No he visto "Up in the Air" pero si el manchego es así, el americano pinta bien xD
Buen relato aunque, como dice Sr. Atmetlla, guarda un poco para la prueba que luego andamos cagaíllos.

Anónimo dijo...

Yo esto no lo veo si no me lo pones en 3D!

Dulcinea de la Mancha dijo...

Ahora ya has terminado, con tus quehaceres, asi es que, ahora........ a continuar con nuestro deleite, a escribir