domingo, 25 de mayo de 2008

Día -68. Hacerse el sueco en la Torre de Babel.

Fin de semana extraño el que he vivido, con esto no quiero decir que fuera malo, simplemente raro, bizarro. Todo empezó el jueves a la hora de despertarse, es decir a eso de las 10:30, pues a las 11:00 tenía clase. Como es obvio entre ducha y desayuno llegue como media hora tarde. Tampoco me perdí nada y si me lo perdí da o mismo, porque igual no lo iba a entender del todo. Pues antes de salir de casa el jueves me pidió mi compañera de piso que lavase los cacharros a mi vuelta. "Si, si, no te preocupes, a la vuelta lo hago". Se me hizo un poco tarde y volví a las 18:00, sobra decir que a esa hora estaba todo como el jaspe.

"¡Pero Bueno!, ¿Por qué habéis fregao?" ladré a mi vuelta con una mezcla entre sentimiento de felicidad y remordimiento de conciencia. Las dos me echaron una mirada de arriba a abajo y me dijeron al unisono "es que vienen nuestros padres y queríamos que estuviera todo limpio". Atónito me dí la vuelta y entré en mi habitación, peor me quedé cuando vi que incluso se habían tomado la molestia de meter el tendedero con mi preciosa ropa interior en mi habitación. Con esas esperé espectante a la llegada de los nuevos visitantes.

El viernes por la mañana madrugué bastante y a eso de las 11:00 entré en la cocina con la intención de sustraer un té negro y posteriormente bebermelo. Aunque no los compro yo, ellas también gastan el papel higiénico que yo compro en un 90% de las ocasiones. Adormecido y ataviado con calzoncillos de rayas y camiseta azul celeste de "Mando Diao" hice acto de presencia en la cocina. Había unas galletas con muy buena pinta encima de la mesa, así que decidí comerme una mientras se calentaba el agua para el té. En ese momento entró en la cocina una mujer de avanzada edad, pelo corto y cara de enfado. Volví a sentir como se me observaba de arriba a abajo, me miró a los ojos y me dijo con una sonrisa en la cara "Bon apetit".

Seguía descentrado, no tengo ni papa de francés y me sentía algo ridículo en calzoncillos delante de esa señora. "Muchas gracias, es una pena que en Alemania no vendan cola-cao". Esta claro que no entendió nada de lo que dije, instante seguido vino otro señor y empezó a reírse. Empezó a hablarme en francés, cuando dejó de hablar le dije que no hablaba ese idioma, cogí mi té y me volví a mi habitación para seguir con la vida del gorrino pachón. Pasaron 4 ó 5 horas hasta que volví a salir de la habitación, me duché y me fui por ahí con mis amigos después de la primera toma de contacto con los visitantes.

Con esas llegamos al sábado. Temprano para ser sábado, sobre las 12:00 volví a desayunar a la cocina, allí estaba Liesa y me invitó a compartir con todos los visitantes una suculenta cena en casa. No tenía ninguna gana, pero no podía decir que no y lo peor es que ya había quedado con la colonia española para ver la actuación de Rodolfo Chikilicuatre. Opté por la opción de hacerme el sueco, algo muy mal educado pero a esa gente no la voy a volver a ver en mi vida, que más da. Me desperté de la siesta y me fui al baño porque el perrete estaba a asomando el hocico. Por el camino escuche un tenue "Juan", me di la vuelta y vi a todo el mundo comiendo.

No solo no pude sacar la leña al patio si no que me sentaron y me obligaron a comer. Comida típica francesa decían que era eso, mentira, falso. Aquello era fuet de Casa Tarradellas y jamón de Campofrio, de todos modos tampoco vamos a ponerle pegas. Aquello parecía la Torre de Babel, unos me hablaban en francés, otros en alemán, a unos les contestaba en alemán, a otro en castellano, vaya que al final me hice un lío de cuidado. Aguanté una horita con ellos sin saber de lo que hablaban y con la educación que me han provisto mis padres me despedí.

En resumen... la torre de Babel no existe. Una vez allí me intente hacer el sueco y la gente entendió perfectamente mi idioma.

1 comentario:

kobabumga dijo...

jajjajaj. Hilarante esta entrada. Los franceses son la leche, como lo invaden todo verdad?

A mi m pasó una vez algo parecido, venía yo de una de mis escapadas nocturnas, ligeramente perjudicado cuando me encuentro en el pasillo, un paisano de unos 50 años, con estetica de pancho villa urbano y marcado acento catalan, m quedé de piedra, el padre de una de mis compis de piso, lo que hace vivir en un piso compartido, q nunca t aburres.

Bueno ya veo q la franchute sigue dando juego, joer como jarrea en Madrid tio, en unas horas m voy pa Edimburgo, es como si m quisiese poner en antecedentes d lo que me espera.

En cuanto a lo d los idiomas, hablando se entiende la gente, aunq cada uno hable lo suyo, lo malo d esas reuniones "babelisticas" es q acaba uno con un dolor de tarro considerable y no demasiado seguro d lo q ha dicho o ha entendido.

cuidate