sábado, 24 de julio de 2010

Antonio Sahuquillo, la historia de una subcontrata

Antonio nació hace 47 años en un pequeño pueblo de la Rioja. Aunque su familia no era de latifundistas, mal se le tenía que dar a una estirpe afín al régimen para no tener un par de hectáreas de viñas. Su padre y abuelo se habían beneficiado del franquismo, pero siempre fueron de tradición muy vinícola. De hecho su padre trabajó como enólogo freelance para J. García Carrión, en concreto en su departamento de vinos de cartón. Sin embargo cuando Mercadona y Don Simón firmaron su gran alianza comercial, las sinergias de la fusión dejaron a su padre sin empleo a la edad de 59 años.

La esperanza de la familia siempre fue que Antonio llegara a ser un sommelier de vinos embotellados, como mínimo. Recibió formación de primer nivel en una escuela de Logroño, era de los primeros de promoción y las mejores cooperativas de Europa se lo estaban rifando. A él no le apasionaba, pero lo disimulaba bien. Todo se truncó una noche agosto cuando Antonio estaba de farra con sus amigos en la piscina del pueblo. Se tiraban de bomba, de cabeza y por el trampolín. Antionio se envalentonó y decidió tirarse de voltereta, con la mala suerte de que las fosas nasales fuesen la primera parte de su cuerpo contactar con el agua.

La cantidad de liquido que entró por sus narices era la equivalente a una botella de Solán de Cabras. Perdió el conocimiento durante tres minutos y cuando levantó se vio hasta arriba de Negrita con Coca Cola que sus amigos le había tirado encima para despertarlo del trance. Pasaron los días y nadie hablaba del incidente, pero Antonio notaba que algo fallaba. Una noche se fue solo al vertedero municipal para comprobar una cosa; efectivamente, había perdido el olfato. No dijo nada y dos meses después empezó a trabajar para una cooperativa francesa, que a la postre sacaría la peor y más horrenda cosecha que se recuerda. Fue un año de mucho frío, pero Antonio también la cagó mucho.

Fue despedido de forma fulminante y probó suerte en Madrid. Tras años de dar tumbos, un amigo le comentó la posibilidad de entrar en el cuerpo de técnicos de calderas y calentadores de una empresa subcontratada por Gas Natural. Estaba bien pagado y no parecía difícil. No reparó en que él no olería los escapes de gas... así hasta el otro día que vino a mi casa.

- Soy Antonio, venía a revisar la caldera.- Dijo con voz baja, sabedor de que venía un día antes de lo pactado.
- Pero ¿usted no venía mañana? Venga pase, si hoy nos quitamos esto en medio, mejor.- Comenté mientras abría la puerta en calzoncillos y con mi camiseta del Lokomotive de Leipzig.

Una vez en la cocina Antonio fue al turrón y empezó a desmontar el calentador. Decía que teniamos pequeñas fugas y que tardaría un rato. Yo lo veía algo bizarro, ponía el gas a tope y se acercaba a donde estaban las fugas para mirar con unas gafillas pequeñas. Cuando hubo acabado, miró todo otra vez y gritó "me cago en madre que parió a Paneque, que hay otra fuga aquí abajo". Ante tal afirmación, decidí quedarme detrás de la puerta para supervisar su trabajo. Entre ruidos de tuercas, destornilladores y demás, escuché algo que desde luego sonaba muy más anal. Música de percusión esfinteriana, incluso hubo un redoble, como si Antonio hubiese bebido tres expressos italianos antes de venir. Abrí la puerta e intenté certificar con mi nariz que la notas que había escuchado eran naturales e irrepetibles.

- ¿Cómo va eso Antonio?
- Pues ahi voy con esta hija de puta. Seguro que tu casero es una marquesa, pero el calentador no lo ha tocado en 30 años.- Respondió con la frente sudada.
- Oye ¿no huele aquí un poco raro?.- Pregunté para ver por dónde salía.
- Umm... yo no huelo nada, pero deben ser los primeros gases matutinos. Por las noches se acumula mucha mierda en el conducto y los primeros escapes de la mañana siempre son traicioneros.- Con semejante y ambigua afirmación recogió, me dejó un certificado y se fue con prisas.

5 comentarios:

Javier Sánchez dijo...

jajajjajaja...ENORME la historia de Antonio. Sigues siendo enorme Jan. Abrazos

Anónimo dijo...

"Se tiraban de bomba, de cabeza y por el trampolín", jajaja, bien visto.

Pablo dijo...

Se te echaba de menos. Un abrazo!

Anónimo dijo...

logicamente yo también te echaba de menos, ya te has decidido, y yo también, ESTUPENDO, como de costumbre, te he respondido cuando ha podido en más de veinticuatro horas, pero no sufras, Françoise sigo siendo te tus mayores seguidores, detractores y demás......... a las buenas y a las malas, ó a las duras y a las maduras, sigue, no nos abandones tanto tiempo

Anónimo dijo...

CAMPEÓN!