jueves, 17 de diciembre de 2009

El arte de la improvisación

Cuando te estás preparando para una ducha lo peor no es quedarte sin agua caliente, no os equivoquéis. Lo peor es que vengan tus compañeros de piso invitándote a limpiar el salón junto a ellos, esto puede llegar a quitarte las ganas de vivir. Más si cabe cuando mi único oficio diario y reconocido es el de recoger las tres o cuatro mierdas que el perro deposita en la puerta de mi habitación cada jornada.

Pero yo soy un tío con buen carácter, he 'tirao' el albornoz y me he puesto manos a la obra. He valorado las opciones que había y he decidido que barrer era lo que más podría adaptarse a mi. Nunca se me ha dado bien y es algo que detesto, pero es mucho más sencillo que quitar el polvo o limpiar los baños. Además, alguien barriendo es alguien que se está dejando los cuernos, siempre es una imagen de la que se sale bien parado. Claro, siempre que se haga en casa y de forma amateur, si eres profesional del barrido ya es otra cosa, no está tan bien visto.

Barrer parece una cosa sencilla, pero no lo es. Se ven muy rápidamente las carencias de una persona que está barriendo sin ganas. Una vez he conseguido llenar el recogedor de mierdecica, lo he tirado y me he dado por satisfecho. Entonces llega ese momento en el que tu estás de brazos cruzados mientras tus compañeros de piso se desloman para quitar la última mota de polvo. En ese momento una idea ha alumbrado mi cerebro, "Fregar", hay una pila de cacharros para fregar, allí no me ven y quedo bastante bien.

Así que me he ido a la cocina, alejado del aspirador y de la incomodidad del chucho, me he puesto la música y he empezado a fregar. La verdad es que me he arrepentido bastante de mi decisión, no contaba yo con un par de bandejas de horno llenas de pegotes de algún tipo de comida hecha hace días. Al final me he cansado cuando solo quedaba un wok gigante por limpiar, me he lavado las manos y me he retirado de la pila. En ese momento he visto sobre la mesa varios envases de galletas. "Mi última buena acción, los tiro a la basura y me corono".

El contenedor de la basura no tenía bolsa y tampoco iba a ser yo quien la iba a reponer. Tampoco he visto ninguna bolsa de Carrefour donde depositar el dichoso plástico de las galletas. Llegado este punto se me ha ocurrido lo que a todo el mundo, tirarlo por el patio de luces. Ya en la terraza he hecho del envase una pelotilla, para que ganase en aerodinámica y me he dispuesto a lanzarla. He armado el brazo y justo cuando ya tenía la cara de esfuerzo para propulsarla... me he dado cuenta de que la mujer del balcón de enfrente estaba ahí mirándome.

Son micras de segundo lo que tiene el cerebro en este momento para intentar salir airoso de la situación. Mi cabeza ha pensado que lo más natural sería lanzar un gigante bostezo y acompañarlo desperezándome con el brazo que no tenía envase de galletas. Cuando he terminado mi improvisada puesta en escena, me ha mirado la señora...

-..."¡Ay! Estos jóvenes, nada más que trasnochar y durante el día son como zombis. Eso sí, ni se te ocurra tirar lo que llevas en la mano, que luego le toca limpiarlo a mi marido, que para eso es el presidente de la comunidad."

2 comentarios:

lily dijo...

xddddddddddddd q elemento q tas hecho, un beso, feliz navidad! (Meli)

Unknown dijo...

jajajajajajaja es verdad lo de barrer es muy socorrido.. fregar no lo veo tanto yo hubiera escogido el aspirador q no deja de ser el barrido pero mecanizado, ademas los de ahora ya son buenismos, los cereales de mes y medio te los trituran en pizca y ná,no como antes que se quedaban atrancados..