lunes, 20 de septiembre de 2010

Federico Renault, la historia de una furgoneta

Creo que lo más español que se puede encontrar en el mundo es un hombre de Cuenca paseando su reluciente y brillante Renault Express (o sucedáneos) por el centro de Madrid a 20 por hora. Y es que aquí ha arraigado más que en ningún otro sitio un modelo de coche tan infame como apreciado por la población rural. ¿Pero quién inventó este novedoso concepto?

En Francia siempre fueron mucho de casarse entre primos y hermanos. Los Renault eran en los albores del siglo XX una especie de borbones de la Locomoción. Vivieron la Belle Epoque como Antonio Vega la 'Movida Madrileña'. Aquello era un no parar de fiestas, 'premieres' y otros eventos que más de una vez acababan en lo que se conoce como 'Gatillazo de Brugal'. La Renault Express nació de una excepción en la que no había ron de importación y bebieron ron 'Petit Noir', que más tarde sería el 'Negrita' de toda la vida de dios.

Nueve meses después Sinclética dio a luz en el Ejido (Almería) a Federico Renault. A su madre aquella fiesta le pilló en Francia por culpa de unos programas de intercambio experimentales que había decretado Alfonso XIII. Hacía un casting de chicas, escogía a las más guapas (según el canon de belleza de la época, mucho más anchas de tobillo y gobanilla que lo que se lleva en la actualidad) y se las llevaba a Francia, así era.

Federico nunca fue reconocido por el imperio de la locomoción, pero le mandaban todos las navidades un catálogo y un llavero, eso dejaba entrever que se le tenía en cuenta. Incluso un verano poco antes de morir su padre, se le invitó a pasar unos días allí y conocer la fábrica de París. Acaban de incluir por convenio laboral que uno de cada cinco coches había que quemarlo, "allí somos más de quemar iglesias", aclaró Federico sincerándose.

Años después y ya con un hermanastro suyo en la dirección de la empresa Federico tuvo una idea. Había heredado unas tierras y había plantado unos tomates y necesitaba un vehículo especial. Así que mandó una servilleta del bar de debajo de su casa con un concepto:



En otra servilleta adjuntaba el siguiente mensaje:
"Haciendo un cálculo rápido, creo que aquí puedo meter 300 kilos de tomates y diez o doce jornaleros. Además, se lo he enseñado a mis colegas del pueblo y todos comprarían, de verdad... que esto aquí lo va a petar".

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