sábado, 14 de junio de 2008

Día -50. Mi primera vez.

Obviamente en un blog que lee mi madre no voy a hablar de la primera vez que le di a la "pistolica" un segundo uso. Y aunqué así lo hiciera, la descripción sería horrible porqué si de la última no me acuerdo muy bien, como para contar la primera. Hablo de la opera, de mi primera vez en la opera. ¿Y que coño hace este en la opera? os estareis preguntando, pues os lo voy a explicar. Es la historia de una cagada detrás de otra pero bueno, los suicidios sociales no matan, eso es lo bueno.

En unos días vienen mis padres y mis tios. Yó, con la intención de agradar y tratar de enseñarles el pequeño Paris de la mejor de las maneras pense en la opera como una buena actividad. Ciudad de Bach, ciudad de la música, era buena opción. Yo, gandúl como yo solo saqué las entradas por internet con la mala suerte de que la maquinita se equivocara. Me ví con cinco entradas para "El rapto del Serrallo" de Mozart el seis de junio. Intenté cambiarlas o devolverlas con resultado negativo. Traté de revenderlas y nada.

Menos mal que soy algo cutre y saqué las más baratas. Ante esa tesitura pensé que lo mejor sería ir a la opera, era la única manera según la cual no habria derrochado todo el dinero. Con ese panorama me planté en la opera de Leipzig media hora antes del inicio con la sana intencion de revenderlas, pero claro... no toreaba José Tomás, así que me las comí con patatas. Al entrar a la opera descubrí el ¿por que? del bajo éxito de la reventa.

El ambiente era algo extraño, todo el mundo vestía con sus mejores galas y yo iba con unos vaqueros roidos (los segundos más roídos, los del accidente de bici no son muy procedentes para la opera). Eso sí, para el gusto de mi madre, he de decir que me puse un polo, que cuando hay que vestir bien, se viste bien. El aforo no superaba el 25%, intentamos colarnos en la platea, pero nos cerraron con la puerta en las narices. Tal y como rezaba nuestra entrada: "¡¡Al gallinero!!"

Durante las 2 horas de obra tuve tiempo para todo, principalmente dediqué mucho tiempo a observar al píblico. En el gallinero todo eran abuelos que dormían como una cesta de gaticos al lado de una estufa, también había un grupillo de cuarentones snobs. Cada cierto rato nos miraban como diciendo "vaya gentuzo viene a la Opera", cada vez que me miraba me daban ganas de partirle la cara, pero lo piensas friamente y te apiadas de él. Pobre infeliz, se ha puesto su mejor traje para venir a una opera de serie b y encima en el gallienero.

En la platea no sé lo que había, me imagino que gente de bien. En cuanto a la opera, estuvo bien, le sobro media horita pero estuvo bien. Lo mejor fue sin duda cuando un caballo entro en el escenario. Empecé a dar palmas bajo la atenta mirada del snob anterioremente criticado.

P.D. Esto ocurrío antes del accidente. Es como cuando los artistas descartan algunas canciones para un disco y meses después las publican porque no tienen nada mejor, pues aquí igual.

1 comentario:

Anónimo dijo...

vamos que parece ser que no te ha entusiasmado mucho que digamos la opera, pero es que era la primera vez y hay que probarla más, ya que es emocionante una buena ópera, el snob fue lo que más te agradó, intercambiando ¡miradas! no sé si de desagrado o qué............. pero las imagino como serían, pues tu ya sabes como miro yo,
bueno el viernes está ahí mismo y ya llegamos con los paraguas, que por cierto aún no se nos han secado de aquí, de estas inundaciones que hemos sufrido, pero bueno irán goteando.
¡Cuidate mucho!, Ah! por cierto estamos de PAU, ¡imagina que nervios hay en el ambiente!, besos y ................... no hay más que una